martes, 23 de febrero de 2016

Peumayen, lugar soñado.

   Una tarde pensaba en las cosas que realmente importan, en que cosas nos hacían únicos e irrepetibles y en aquellas cosas que nos pertenecen solo a nosotros. Llegue a la conclusión, que eso eran los sueños. Nos pertenecen. Nos definen. Nos dan fuerza. Siempre estuvieron ahí, desde que nacimos, cuando fuimos creciendo y estarán adheridos a nuestra alma hasta el final de los tiempos. Estos son puramente nuestros, fieles como un perro que es incapaz de amar a otro dueño, nadie puede tomarlos prestados o usurparlos. A veces puede ser que tengamos la ilusión de que si, cuando nos hacen desistir a estos y dejarlos abandonados, pero siguen susurrando en nuestro oído aunque intentemos ignorarlos. Como buen sueño, es tan terco como su creador.
    Entonces, una palabra me vino a la cabeza, una que había escuchado hace tiempo: Peumayen. Su significado en mapuche era simple: Lugar soñado. Esta idea se abrazó a mí por un largo tiempo, escribiéndose en mi cabeza miles de veces, construyendo sus propios edificios y creando sus propias personas. Me pregunte: ¿Por qué “Lugar Soñado”, y no “Lugar Perfecto”? Al principio los pensé como sinónimos, ya que era mi sueño debía ser perfecto, o por lo menos desde mi perspectiva.
   Luego, pensé, que quizás ya me encontraba en mi lugar soñado: Las personas que amaba  estaban mi lado, las miles de historias que se entrelazaban a la mía día a día (No importaba que llegaran en forma de libro o de película); los pequeños momentos que me sacaban sonrisas, los cuales podía pedirle prestado al tiempo capturándolos con mi cámara. Me di cuenta que no era perfecto, porque no siempre era color de rosa pero era feliz y la felicidad siempre había sido mi sueño. 
    Cada persona, tiene su propio Peumayen, construido a la medida de cada uno y muy diferente al mío, seguramente. De eso se trata este Blog, quiero escribir sobre mi Peumayen, las cosas que me hacen feliz. 

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